miércoles, 30 de julio de 2008

El extraño...

Domingo, por la noche...

Nada hay de inusual en un viaje de 12 horas en tren desde la última ciudad que llamó mi atención hasta ese conjunto de casas iluminadas con su respectiva marca de gases en el cielo. Al lado opuesto de la ciudad está la luna, observando como siempre, como cada noche a su hermana mayor cubierta de agua. ¿Habrá muestra de amor más grande que girar por millones de años al rededor de alguien?


Poco a poco comienza a escucharse el sonido del tren disminuyendo la velocidad, incluso se puede sentir en el cuerpo una sensación de desaceleración, dentro de mí crece emoción por descubrir lo que esconde ese nuevo lugar. Mientras más nos acercamos a la pequeña ciudad, comienzan a aparecer las personas, primero fue solo un hombre que apareció en el camino a una ranchería cercana, después dos mujeres y un niño, así, geométricamente iba aumentando la cantidad de personas hasta que me fue imposible contarlos a todos.


Delicioso.


Con un poco de hambre y no satisfecho con el desayuno continental ofrecido en un tren de primera clase que consiste de un sandwich sencillo y una coca-cola y tomando en cuenta que no me gusta el refresco, realmente deseaba bajar de ese monstruo de hierro.


Algo más en mí estaba hambriento y no era solo mi estómago, había una parte en mi cabeza, esa parte que está siempre de viaje, ausente de toda realidad que se sentía realmente ansiosa por bajar del tren, esa parte de mi que es como un niño de cinco años que en la víspera de navidad no es capaz de conciliar el sueño y cuyos padres tienen que acudir a algún tipo de sedante para tranquilizarlo un poco, después de todo nadie quiere que un hijo se pierda los regalos que 'Santa' le traerá solo por no conciliar el sueño... sería un sacrificio en vano el haberse portado bien todo el año.


Finalmente y justo antes de que mis ojos comenzaran a tornarse verdes de desesperación y mi cuerpo convulsionara hasta llenarse de músculos exagerados o sintiera deseos de lanzarme por una de las ventanillas, llegamos a la estación.


Generalmente soy del tipo de personas que esperan a que todos los demás pasajeros bajen, no me gusta vivir de forma apresurada y ciertamente ODIO LAS FILAS, sin embargo esta vez estaba desesperado, mi estómago reclamaba por algún tipo de comida más real que un sandwich y 'coca' (realmente odio el refresco), además ya no resistía más la tentación de volverme uno más dentro de esa masa de gente que habitaba en esa ciudad, caminando por sus calles como siendo ante los ojos de cualquier persona sólo uno más, saludando cuando es totalmente necesario, recorrer las calles sin ninguna dirección específica, guiado solo por el viento...



Continuará...



Nota personal: no volver a prestar mi Jackson Kelly ni mi Dell XPS.


pd.: Lupiz,te amo chiquitaaaa :)

4 críticas:

nattmørker dijo...

Nota personal v 2.0: No olvidar para la proxima sacar tu guitarra... no se me ocurrio sacarla para tocarla :( jajaja, hasta que llegaste por ella... i say chale!

Anónimo dijo...

Ia stas eskribiendo la 2° parteee???
me urge!!!.... TKB!

Anónimo dijo...

bueno, aqui estas describiendo mas al mono y ese mono me recuerda a alguien que no le gusta el refresco y tampoco las filas... y que se tuvo que formar en una filota en la uni de guanajuato para descubrir que la mona que estaba al final de la fila la conocia :O

y era mi papa!! haha

te amo!! ... me sali del tema... (para variar)

ta bonito y que bueno que esta por partes porque yo soy suuuuper social, huy no sabes cuanto ¬¬

te amo! principe de las sombras haha XD

me gusto como todo lo que tu escribes!

Etra dijo...

Sin lugar a dudas una mente sin limites es capaz de transmitir con tanta claridad como tu lo haces, en donde escuchar es un deleite y sentir es lo que mejor haces espero poder seguir disfrutando de escritos como los tuyos magicos.